Carta de Justo al Granada hoy
La falacia de la sanidad: el Hº Clínico de Granada y el S.A.S.
La máxima hipocrática dice: “primus non noceret “ (lo primero no dañar). Lo que ignoraba el ínclito médico de Cos es que se puede dañar a un enfermo sin necesidad de un mal pronóstico y peor tratamiento. Sólo hay que dejarse caer por el Clínico para comprobar cómo se echa a perder la salud de los enfermos aplicando una política usurera y perniciosa, como la llevada a cabo por este hospital y el S.A.S.
Por una parte, se asignan jugosos recursos económicos para reducir listas de espera; por otra, para recortar “gastos” se cierran plantas enteras ( el 40% de las camas hospitalarias) en verano, navidad y semana santa y se hace cohabitar a enfermos de patologías diversas en la misma habitación, con el riesgo de contagio que ello comporta. Los enfermos tienen que sufrir la escasez de plantilla y de medios materiales y estructurales; aguantar los insoportables ruidos que existen en pasillos y habitaciones, originados por las continuas obras de reforma. Pero claro es, en el hospital la enfermedad, el dolor y la muerte sólo son “las dimensiones del teatro”, cuando, en rigor, deberían ser “el único argumento de la obra”.
A quienes se ocupan de administrar la sanidad pública les importa una higa la salud del usuario. Cegados por la mezquindad del dinero y el poder se entregan con descaro al abyecto placer de negar los recursos necesarios, tan imprescindibles para ofrecer la calidad asistencial a que toda persona tiene derecho. Negar esto, en un edificio como el Clínico ( ineficaz, vetusto y mal planificado), es una bajeza institucional, un acto de desprecio al dolor y desamparo de los enfermos. Así las cosas, la salud se ha convertido en un equipo de mantenimiento del que sacan pingües beneficios el complejo médico-industrial; los trabajadores y usuarios simples medios que no tienen ningún control sobre las jerarquías, las autoridades y las instituciones; y la salud un negocio en el que impera el lucro, la coerción, la explotación y el miedo.
Ahora bien, no toda la culpa es del S.A.S. El encallecimiento profesional e inercia gregaria de los trabajadores y la ausencia de crítica de los usuarios que enjuicien a trabajadores, planificadores e instituciones conlleva, de suyo, dejar la salud al arbitrio de otros. Todo ciudadano tiene el derecho y la obligación moral de ejercer su función como ciudadano para evitar que las decisiones se tomen fuera de su control. Esta actividad exige, de todos, que no se renuncie a ejercer los derechos civiles, políticos y sociales, y que sus objetivos sean la convivencia, la solidaridad y la justicia. Si no ocurre así, el ciudadano, despojado de su ciudadanía, renuncia a su condición de persona para devenir en individuo.
Quienes debieran tener como único incentivo la conciencia de las cosas bien hechas, dando con ello sentido a su vida, tienen a bien regodearse en la insondable estupidez de su comportamiento; hacen de la sinrazón y la arbitrariedad su único universo sin cuestionarse jamás la legitimidad de sus presupuestos básicos.
En fin, anestesiada la sensibilidad, en el Hº Clínico de Granada y en el S.A.S. nadie es responsable de nada; las negligencias se pierden entre formularios, oficinas, escritorios, archivos. Como ocurre en las novelas de Kafka, estas cosas son reales, pero extrañamente oníricas, sombras imprecisas del paisaje sanitario.
Justo Romero Torres
Celador del hospital Clínico de Granada
DNI 1482780-Q
c/ Camino del encantado, 21; pta 5. Ogijares-Granada
7 comentarios
omeya -
gestion de nuestro hospital y
por ende de la sanidad Andaluza,tras muchos años de
"regimen",Chavista.
sin nombre -
vicente -
Kiyoquéé -
German -
Un saludo a todos menos a "UNO".
juanlu -
O sea (esto es personal)que para mi tu opinión me importa una higa si no te identificas
Salu2
alguien que siente verguenza -