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El blog del Celador del Clínico.

Don Quijote de la Convergencia

Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de la convergencia, con otros sucesos dignos de felice recordación

En esto descubrieron treinta o cuarenta fases de convergencia que hay en CHUG, y así como Don Quijote los vió, dijo a su escudero: la ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o poco más desaforados convocatorias con quien pienso hacer batalla, y quitarles a todos los concursos restringidos, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer: que esta es buena guerra, y es gran servicio de SAS quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. ¿Qué fases? dijo Sancho Panza.

Aquellos que allí ves, respondió su amo, de los PDF rectificados, que los suelen tener algunos de casi a dos por semana. Mire vuestra merced, respondió Sancho, que aquellos que allí se parecen no son fases, sino sindicatos convergentes, y lo que en ellos parecen brazos son las meteduras de pata, que volteadas del viento hacen andar la piedra del molino, con las que ellos comulgan. Bien parece, respondió Don Quijote, que no estás cursado en esto de las convergencias; ellos son traslados, y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el CHUG que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran directivos del complejo, y no PDFS aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran las fases, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes iba diciendo en voces altas: non fuyades, cobardes y viles comunicados, que un solo caballero es el que os acomete. Levantóse en esto un poco de viento y las grandes rectificaciones comenzaron a moverse, lo cual visto por Don Quijote, dijo: pues aunque mováis más PDFs en el Foro que los del gigante Bayona, me lo habéis de pagar.

Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su agenda, con la lanza en ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante, y embistió  a la FASE 3.1 que estaba delante; y dándole una lanzada en la rectificación, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí a la reivindicación y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por los pasillos del edificio de gobierno. Acudió Sancho Panza a socorrerle a todo el correr de su asno, y cuando llegó, halló que no se podía menear, tal fue el golpe que dio con él Rocinante. ¡Válame Dios! dijo Sancho; ¿no le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino comunicados del demonio, y no los podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza? Calla, amigo Sancho, respondió Don Quijote, que las cosas de la convergencia, más que otras, están sujetas a continua mudanza, cuanto más que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabiondo Tenerife, que me robó el Clínico y las salas, ha vuelto estos PDFs en fases por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo han de poder poco sus malas artes contra la voluntad de mi espada. Dios lo haga como puede, respondió Sancho Panza. Y ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba; y hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del HUVN, porque allí decía Don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas convergencias, por ser lugar muy pasajero; sino que iba muy pesaroso por haberle faltado la lanza y diciéndoselo a su escudero, dijo: yo me acuerdo haber leído que un caballero español, llamado Manuel de Bayona, habiéndosele en una batalla roto la pluma, desgajó de una encina un pesado ramo o tronco, y con él hizo tales cosas aquel día, y machacó tantos profesionales, que le quedó por sobrenombre CONVERGENTE, y así él, como sus directivos, se llamaron desde aquel día en adelante los BAYONITOS. Hete dicho esto, porque de la primera FASE o TRASLADO que se me depare, pienso desgajar otro hospital tal y bueno como aquel, que me imagino y pienso hacer con él tales perrerías, que tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a verlas, y aser testigo de fases que apenas podrán ser creídas. A la mano de Dios, dijo Sancho, yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de los traslados. Así es la verdad, respondió Don Quijote; y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de parida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella. Si eso es así, no tengo yo que replicar, respondió Sancho; pero sabe Dios si yo me holgara que vuestra merced se quejara cuando alguna convergencia no le saliera en tiempo. De mí sé decir, que me he de quejar del más. Pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse. Vale

 

 

 

 

 

 

 

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