Paseo por los lagunillos
De nombre Milagroso, de 400 K, negro zahíno, lo recibí a portagayola con una larga cambiada de rodillas; con el capote le di varias verónias con jondura, rematando con una media verónica de ensueño. Con la muleta cargando la suerte le endiñé unos naturales de estampa y con la derecha con el hocico por el suelo lo vacié con enjundia. Todo terminó cuando me despertó los gritos del resto de la gente para que dejara de mirar al toro y les siguiera para coger la vereda de regreso a Borreguiles para coger el telecabina.
Pero mis imágnes en mi sueño no se borrarán.
Y es que el mal de altura tiene estos efectos.
Juan Antonio
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juanlu -
Salu2