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El blog del Celador del Clínico.

Herramientas de trabajo

He copiado este articulo de la pagina de Fernocas el rincon del celador, porque me ha parecido interesante.

Las herramientas de trabajo.

Cuando se habla de herramientas de trabajo a casi todos se nos viene a la mente el clásico martillo, destornillador o el duro pico y pala. En el ámbito de lo sanitario, con un uso más exclusivo podemos pensar en: bisturís, fonendoscopios y un largo etcétera de instrumental y múltiples aparatos. Ahora bien, en pocos casos se piensa de forma inmediata en una silla de ruedas, cama o camilla como herramienta de trabajo y lo son, quizás no lo sean en un primer concepto amplio y general o de uso funcional pero sí desde el punto de vista de quien tiene que usarlo, no como paciente sino como trabajador; este último punto de vista es el de interés en este momento.

Volviendo al inicio. Cuando miramos a un operario de la construcción: albañil, encofrador, etc., con la pala o el martillo, vemos de forma inconsciente a una persona que está usando una herramienta en un trabajo determinado. Sin embargo, cuando vemos a un operario de la sanidad, celador, mozo o camillero, empujando o mal tirando de una cama, camilla o silla de ruedas, lo que se ve es a una persona que mueve desplaza o transporta estos elementos por esos pasillos (a veces interminables) de un centro sanitario. En estas situaciones pocas veces se ve o se piensa en un trabajador utilizando una herramienta como es, en definitiva, este mobiliario hospitalario y de hospitalización. Con una particularidad diferencial con respecto a las clásicas herramientas, y es su utilidad dual; ya se mire desde la perspectiva del trabajador o del propio paciente. Por ejemplo, una camilla; para un celador es algo que sirve para trasladar a una persona de un lugar a otro, una herramienta; y para un paciente es algo que le sirve a su situación.
Con todo ello a dónde se quiere llegar. Pues al estado de conservación o de uso de las herramientas. Piénsese en un martillo sin mango o con éste roto, astillado o deforme, o en un bisturí con la hoja rota o sin filo, ¿aceptarían o podrían sus respectivos operarios, carpintero o cirujano, trabajar con ellos? El primero con dificultad y riesgo de machacarse un dedo o infligirse alguna otra lesión, al margen de emplear mayor energía o de realizar una tarea de un modo penoso. El segundo, el cirujano, es seguro que no correría ningún riesgo y simplemente se negaría a utilizarlo, los motivos son obvios.
Ahora llegamos de nuevo a esas sillas de ruedas, camillas y camas. Considerados estos elementos como herramientas y, por tanto, equipos de trabajo -en adelante ET- así nos lo dice la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en su artículo 4. 6º “Se entenderá como equipo de trabajo cualquier máquina, aparato, instrumento o instalación utilizada en el trabajo. De este modo, nos encontramos en el día a día de los hospitales que muchos de estos ET su funcionalidad se halla mermada por cuestiones como son el estado de las ruedas, las partes móviles de su estructura y en algunos casos hasta las fijas. No se va entrar en un detalle exhaustivo de las anomalías o desperfectos, tan solo se va a hacer referencia a las ruedas. En los tres ET señalados esta pieza es la fundamental a la hora de realizar cualquier desplazamiento y su funcionamiento incorrecto va a producir el mismo efecto que el martillo deteriorado, esto es, un riesgo para la integridad física del trabajador. En este sentido la LPRL (Ley de Prevención de Riesgos Laborales), establece en su artículo 17 que el empresario deberá adoptar “las medidas necesarias con el fin de que los equipos de trabajo sean adecuados,…de forma que garanticen la seguridad y salud de los trabajadores al utilizarlos.” Esta norma ya está obligando de algún modo a que las camas, camillas y sillas de ruedas, en tanto que ET, dispongan de una capacidad de uso correcto en todos aquellos elementos necesarios para el fin a ellos destinados, y esta obligación no solo ha de tener un carácter correctivo sino también preventivo. Y, aquí entramos en otra polémica ya que es raro el centro que dentro de un posible listado de acciones preventivas aparece la comprobación del estado de las ruedas, limitándose a la corrección o reparación de las mismas cuando ya no queda más remedio.
Llegados a este extremo se hace necesario hacer hincapié en la necesaria comunicación de aquellos trabajadores afectados por la utilización de estos equipos de trabajo. Primero, a sus inmediatos superiores y segundo a la Unidad de PRL, sin descartar otras acciones en caso de no corregirse la anomalía. Sin una mentalidad y disposición preventiva, por parte de los propios trabajadores, a los que añadir prejuicios, desidia o dejadez y miedo, seguirán existiendo muchas situaciones de riesgo aunque leves, cuya permanencia o perduración serán motivo de otras tantas lesiones, en unos casos de forma inmediata y en otros con el discurrir del tiempo.
Segundo detalle a tener en cuenta, en relación con estos ET es su mal uso y su deficiente fabricación. Cuántas veces se ve una silla de ruedas o una camilla abarrotada con cajas, instrumental o cualquier clase de materiales, cuando es obvio que no están pensados ni fabricados para estos menesteres, los materiales o cargas tienen aristas, bordes u otros elementos dañinos para otras partes de su estructura como son los asientos, respaldos y demás componentes de tapicería cuya consecuencia inmediata es la rotura de los mismos, el trabajador debe utilizarlos en aquello para lo que están diseñados. Es como utilizar una pala para clavar, o un martillo para apretar una tuerca ¿verdad que no?.

 Por que no hay medios alternativos para el material.(esto es aportación mia)

 


Una última cuestión algo menos contemplada es la deficiente fabricación, que no hace referencia a las calidades (aunque en algunos casos también), sino a las cualidades. En pocos lugares, centros sanitarios he observado que los elementos citados tengan dispositivos para poder transportar a un paciente que lleve una bala de oxígeno y porte una abundante historia clínica, amén de otras cosas. Eso sí casi todos llevan el consabido porta sueros ubicado y diseñado para sacarte un ojo o darte en la cabeza ¿tan difícil es hacerlo con una curvatura suficiente de tal modo que supere la altura de la persona que se transporta y al mismo tiempo evite un posible golpe a transportista? Bueno este es un solo detalle de algunos de los que se podrían incluir en sillas de ruedas, camilla y camas. Y para cerrar este tema y cuestión podemos señalar los inadecuados criterios que se establecen para la compra de estos ET, los cuales no cuentan con la opinión, observaciones o sugerencias de aquellos que han de utilizarlos. En la misma línea del ejemplo anterior:
¡Es como encargarle a un electricista la compra de un palustre y a un mecánico brochas para un pintor; ¡aunque lo mismo aciertan!
Lador, 25 de noviembre de 2010

Salud y Republica.

Los puestos de dirección, por oposición.


2 comentarios

GERMAN -

Cornelius lo has "Borbado",enhorabuena.
Un saludo a todos menos a "UNO".

Juan Antonio -

Me suena de algo.
Pero de todas formas aquí tenemos una ISO 9000 y pico, que te cagas de chuli.